En mayo pasado, cuando estalló por primera vez el conflicto por los malos olores que emanaban desde la planta de cerdos, Agrosuper mantenía 480 mil animales y unos 450 trabajadores dentro de las instalaciones.
Érica Espinoza era una de ellas. Es madre soltera, tiene tres hijos -el 39,9% de los hogares de la comuna son mantenidos por mujeres- y en el complejo se desempeñaba en el área de maternidad. “Antes trabajaba en la cosecha de las papas y arvejas. Ahí estaba todo el día para ganar $15 mil, pero el sueldo de la empresa era mucho más porque sacaba $400 mil”, cuenta.
Como ella, varios habitantes de Freirina lamentan que la planta se haya cerrado luego que la empresa explicara, a través de un comunicado, que la nueva Resolución de Calificación Ambiental restringía sustancialmente su operación, dejando una limitada viabilidad económica, a lo que se sumaban los hechos de violencia.
“Nos arruinaron la Navidad con lo que está pasando (…) teníamos un proyecto de vida y quedamos con los brazos cruzados”, dice el ex operario Jaime Pérez, al recibir el finiquito luego que el lunes 10 de diciembre la empresa anunciara el cierre indefinido de la planta. A mitad de semana, 200 trabajadores fueron notificados del despido.
“Tenía mi sueño, yo estaba postulando a un departamento en Vallenar, pero como ahora no tengo pega ni contrato, se me va el proyecto de la casa. Somos una familia que estaba luchando con mi esposo que también trabajaba en Agrosuper. ¿Ahora qué trabajo digno hay? ¿Quién vive con $280 mil?”, reclama Lidia León, otra operaria que fue desvinculada.
“Yo trabajé en una empresa de aseo, ganaba $200 mil y ahora $400 mil. Ahora voy a tener que ir como tonta a pedir que me den trabajo de nuevo ahí. Uno se acostumbra a un nivel de sueldo, y hay gente que tiene deudas más altas e hijos en la universidad”, agrega Nilda Aguilar.
Irse a la minería no es una opción
En Atacama se ejecutan enormes proyectos mineros y energéticos, aunque, según la Corporación de Bienes de Capital (CBC), las estimaciones de inversión en la zona cayeron un 48,6% para el período 2012-2016, pasando de US$ 16.540 millones a US$ 8.500 millones.
Pese a que Atacama hoy tiene sólo un 3,8% de desempleo (trimestre móvil agosto-octubre) y el trabajo “sobra” en la región, para los ex trabajadores de Agrosuper migrar a la minería no es una opción.
“Para nosotras las mujeres que tenemos hijos es imposible (trabajar en minería). Hay que dejar 10 días a los niños solos y volver”, asegura Paola Barrios, ex operaria de la planta.
“Como la mayoría de los trabajadores son mujeres, le hemos pedido al Sernam ser parte de esta mesa de trabajo que hemos iniciado”, explica el intendente de Atacama, Rafael Prohens, sobre la instancia que iniciaron junto al sindicato de Agrosuper, la Gobernación del Huasco y las seremis del Trabajo, Educación y Gobierno para afrontar la cesantía que se viene y los problemas sociales que deriven de ella.
Por su parte, los empleados desvinculados han mantenido movilizaciones, y desde que se anunció el cierre de la planta presionan a los alcaldes de Huasco (Rodrigo Loyola), Freirina (César Orellana) y Vallenar (Cristian Tapia) para que encuentren soluciones. “Ellos son los culpables de que Agrosuper se haya ido”, reclama Lidia León.
“Pero no va ser fácil encontrar trabajo para tantas mujeres en una zona minera”, reflexiona el ex edil de Freirina, Roberto Bruzzone (RN), que según se comenta habría sido derrotado en las elecciones municipales por su apoyo férreo a la criadora de cerdos. “Los hombres pueden ser reconvertidos en mineros en alguno de los proyectos que se construyen, como Pascua Lama, pero las mujeres… ¿Qué hacemos con las mujeres?”, insiste.
“A esta altura del año, ¿quién nos va a dar un trabajo? (…) Se había dicho también que la empresa iba a permitir que los niños del liceo que fueran saliendo hicieran su práctica y con la posibilidad de quedarse trabajando”, reclama Carlos García, a la vez que Pedro Ríos se queja de que los movimientos sociales del valle del Huasco “quieren seguir con la planta termoeléctrica: ¡cuánta gente va a quedar sin trabajo! ¿De qué estamos hablando?”.
La comunidad de Freirina en general se muestra dividida. “Prefiero no opinar mucho, pero me gustaba que estuvieran acá (Agrosuper)”, dice una vecina en el centro de la localidad, quien evita dar su nombre porque asegura que “no quiero tener problemas”. Mientras que en la plaza de la ciudad, un joven que se identifica sólo como Rodrigo sostiene que “creo que ellos se podían quedar si es que no tiraban más olores. Quizás no era tan necesario que se fueran”.
“Nosotros queremos vivir sin olores, pero con trabajo”, dice Cristián Escobar, presidente de la recientemente creada Asociación por el Desarrollo y Medio Ambiente Seguro de Freirina (Ademaes). Acusado de trabajar para Agrosuper, Escobar afirma que sólo quiere expresar el sentir de muchos pequeños comerciantes y microempresarios.
“Mi vecino que tiene un pequeño taller para construir bloques de cemento me critica porque apoyo a Agrosuper, pero no se da cuenta que su negocio ha crecido gracias a que los contratistas de la planta le piden más bloques”. Agrega: “Yo también me quejaba de los malos olores, pero eso ya se estaba terminando”, reflexiona.
Antes de Agrosuper, recuerda, el único trabajo masivo que había en Freirina era la cosecha de aceituna en los extensos olivares que hay en la comuna -en el valle del Huasco hay 1.250 hectáreas de olivos y 1.200 de uva de mesa-, “pero las termoeléctricas en Huasco están acabando con los olivos”, señala Escobar.
“Existen grupos de presión que quieren echar abajo cualquier iniciativa de inversión. Ya lo hicieron con Castilla, con Pascua Lama, con El Morro, ahora lo hacen con Agrosuper y con Punta Alcalde. Así no se puede invertir en Chile”, se queja Carlos Nicolás, presidente de la Corporación para el Desarrollo de Atacama (Corproa).
Agrega: “Ahora había pleno empleo con Agrosuper, pero en dos meses más va a haber desempleo de dos dígitos, como lo había hace cinco o seis años”.
El ex alcalde de la comuna entre 1992 y 2008, Leonel Cepeda (DC), hoy mantiene una botillería en el centro del pueblo. “La mayoría de Freirina no está con que se vaya Agrosuper, porque es una fuente de trabajo estable (…) Hay muchas mujeres que quedaron cesantes y que no tienen ninguna otra oportunidad de trabajar”, dice.
El recién electo edil César Orellana (PS) es más cauto en afirmar que la salida de la empresa tendrá un impacto en la comuna. “Ya estamos claros que hay que emprender otros desafíos en el tema de desarrollo comunal (…) de 400 empleos en la comuna no alcanzan a ser 100 los de Freirina que trabajan en el proyecto. Pero nada justifica soportar esos olores a cambio de un par de empleos”, enfatiza.
 Expertos financieros: Agrosuper no tendría problemas para pagar sus deudas
Desde el momento en que Agrosuper informó que pondría candado a su proyecto estrella, la planta en Freirina, se levantaron dudas de algunos sectores sobre la capacidad de la compañía para pagar sus deudas. Pero expertos financieros aseguran que con el proyecto en el norte o sin él, la firma salda sus compromisos.
Agrosuper emitió bonos (instrumentos financieros para obtener capital) en 2011 por 5 millones de UF, esto es, US$ 215 millones, y volvió a hacerlo en septiembre de este año por 1,5 millones de UF, cerca de US$ 70 millones.
Pese a que la operación de diciembre de 2011 se destinó casi en su totalidad a financiar la planta en Freirina, los tenedores de bonos (como algunas compañías de seguros) deberían estar tranquilos, porque las deudas podrían saldarse incluso sin contar con los flujos de caja que se estimaba iba a generar esa planta, dice un experto.
Un pronóstico que José Guzmán, gerente general de Agrosuper, se encargó de reforzar en una reciente entrevista con “El Mercurio”, concedida luego de anunciado el cierre de la planta. En la oportunidad, Guzmán aseguró que la capacidad financiera de la firma “está intacta”.
Agrosuper tiene un rating watch negativo, que advierte sobre un posible cambio en la clasificación, que en este caso sería a la baja, según un reporte que Fitch Ratings hizo en noviembre. Los niveles de endeudamiento son “moderados” -dice la clasificadora- y su deuda financiera era de $435 mil millones a junio. Y por otra parte, el Ebitda (resultado puro) de Agrosuper era cercano a $170,9 mil millones en 12 meses hasta junio.
Para otra clasificadora, el panorama era parecido a mediados de año.
Feller Rate clasificó con “AA-” (con muy alta capacidad de pago) las líneas de bono de Agrosuper. Y le dio un Creditwatch con implicancias negativas. La clasificación consideró “un perfil financiero con un relativamente bajo nivel de endeudamiento”, según señaló la clasificadora.
A principios de diciembre, la compañía informó que había invertido cerca de US$ 500 millones en la planta. Esto se suma a un capital de trabajo (animales, alimentos, etc.) cercano a US$ 59 millones. Guzmán aseguró que parte de los activos invertidos en el recinto son recuperables para otros proyectos de la empresa.(Diario El Mercurio)/gap